lunes, 4 de junio de 2012

Cambiar las reglas del juego

… a mitad del partido. Esto es lo que reprocha  (con toda la razón del mundo)  la dirección del PSOE al  Gobierno y al PP, a propósito de la elección del presidente del ente público RTVE. Por eso han decidido, al menos de momento, no participar en la “farsa” con argumentos lapidarios como  “lo que no puede explicarse, no debe hacerse”.

Pues eso, cambiar las reglas del juego durante el partido, es exactamente lo que han llevado a cabo en Canarias  CC y la dirigencia del PSC-PSOE para la elección de los miembros de los órganos dependientes del Parlamento. Con un agravante, si cabe: que lo han hecho para dejar en el dique seco al Partido que ganó las elecciones  al Parlamento de Canarias, el PP.

La democracia no puede convertirse en un juego infantil  en el que los cabecillas cambian las reglas y los  argumentos cada vez que les conviene. Ni los protagonistas de la vida institucional pueden continuar tratando a los ciudadanos como  a seres carentes de inteligencia.
El  PSOE puede reivindicar como un logro importante  haber dotado a la radio y la televisión estatales de un estatuto  favorable a su independencia del Gobierno de turno, venciendo la tentación de seguirla utilizando como arma propagandística. Es una tentación golosa que llegó a su cénit en la etapa aznar-urdaciana y a la que ceden casi todos los gobiernos autonómicos. Cualquiera que sea su pelaje político.

Estaba cantado que el PP daría un golpe de mano a RTVE. No pueden con su condición. Y lo han hecho.
Aquí, por estas islas, el PSC-PSOE está en manos de una pandilla de burócratas que no tienen otro rumbo que el que les marca su mediocre tacticismo, salir del paso día a día, renunciando cínicamente a sus compromisos electorales más importantes y dificultando, por contraste, la credibilidad de cualquier discurso de renovación y  de alternativa de fondo y de formas al PP, que resulta inaplazable para el propio PSOE y para la sociedad española.

La verdad es que, si no fuera porque ni los votantes ni la inmensa mayoría de los militantes socialistas se  merecen este espectáculo, no valdría  la pena hablar de estas cosas.
Cambiar el vergonzoso panorama de la radio-televisión autonómica, estableciendo un régimen legal “como el  que Zapatero dio a la televisión estatal” era un compromiso políticamente relevante de los socialistas canarios. Como cambiar el sistema electoral al Parlamento,  derogar el Catálogo de Especies “desprotegidas” y tantos otros. De todo eso no quedó sino polvo de bengala al día siguiente de las elecciones.

Sin embargo, sí que se prestaron a lo que ni siquiera se atrevieron el tándem Soria-Paulino de sus mejores momentos: cambiar las reglas del juego durante el partido para poder dejar fuera del Consejo Consultivo o de la audiencia de Cuentas, llegado el caso,   al ganador de las elecciones.
Cuando les dices que estas maniobras degradan la democracia y que siempre acaban volviéndose, pero corregidas y aumentadas, contra los valores progresistas y contra quienes los defienden  parece que les estás hablando en chino. Sólo conocen la luz de posición. Y mantener su cuota en los 109  altos cargos…de conciencia. Y en la ristra de asesores y personal de confianza.

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