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a mitad del partido. Esto es lo que reprocha
(con toda la razón del mundo) la
dirección del PSOE al Gobierno y al PP,
a propósito de la elección del presidente del ente público RTVE. Por
eso han decidido, al menos de momento, no participar en la “farsa” con
argumentos lapidarios como “lo que no
puede explicarse, no debe hacerse”.
Pues
eso, cambiar las reglas del juego durante el partido, es exactamente lo que han
llevado a cabo en Canarias CC y la
dirigencia del PSC-PSOE para la elección de los miembros de los órganos
dependientes del Parlamento. Con un agravante, si cabe: que lo han hecho para
dejar en el dique seco al Partido que ganó las elecciones al Parlamento de Canarias, el PP.
La
democracia no puede convertirse en un juego infantil en el que los cabecillas cambian las reglas y
los argumentos cada vez que les
conviene. Ni los protagonistas de la vida institucional pueden continuar
tratando a los ciudadanos como a seres
carentes de inteligencia.
El PSOE puede reivindicar como un logro
importante haber dotado a la radio y la
televisión estatales de un estatuto
favorable a su independencia del Gobierno de turno, venciendo la
tentación de seguirla utilizando como arma propagandística. Es una tentación
golosa que llegó a su cénit en la etapa aznar-urdaciana y a la que ceden casi
todos los gobiernos autonómicos. Cualquiera que sea su pelaje político.
Estaba
cantado que el PP daría un golpe de mano a RTVE. No pueden con su condición. Y
lo han hecho.
Aquí,
por estas islas, el PSC-PSOE está en manos de una pandilla de burócratas que no
tienen otro rumbo que el que les marca su mediocre tacticismo, salir del paso
día a día, renunciando cínicamente a sus compromisos electorales más
importantes y dificultando, por contraste, la credibilidad de cualquier
discurso de renovación y de alternativa
de fondo y de formas al PP, que resulta inaplazable para el propio PSOE y para
la sociedad española.
La
verdad es que, si no fuera porque ni los votantes ni la inmensa mayoría de los
militantes socialistas se merecen este
espectáculo, no valdría la pena hablar
de estas cosas.
Cambiar
el vergonzoso panorama de la radio-televisión autonómica, estableciendo un
régimen legal “como el que Zapatero dio
a la televisión estatal” era un compromiso políticamente relevante de los
socialistas canarios. Como cambiar el sistema electoral al Parlamento, derogar el Catálogo de Especies
“desprotegidas” y tantos otros. De todo eso no quedó sino polvo de bengala al
día siguiente de las elecciones.
Sin
embargo, sí que se prestaron a lo que ni siquiera se atrevieron el tándem
Soria-Paulino de sus mejores momentos: cambiar las reglas del juego durante el
partido para poder dejar fuera del Consejo Consultivo o de la audiencia de
Cuentas, llegado el caso, al ganador de las elecciones.
Cuando
les dices que estas maniobras degradan la democracia y que siempre acaban
volviéndose, pero corregidas y aumentadas, contra los valores progresistas y
contra quienes los defienden parece que
les estás hablando en chino. Sólo conocen la luz de posición. Y mantener su
cuota en los 109 altos cargos…de
conciencia. Y en la ristra de asesores y personal de confianza.
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