viernes, 4 de marzo de 2011

A la atención de don Marcelino Iglesias

Estimado Secretario Federal de Organización:

Te remito la presente para comunicarte una decisión que he meditado profundamente. Se trata de mi baja como militante del Partido Socialista Obrero Español. Después de largos años de militancia en los que he tenido el honor de defender y representar al PSCanario-PSOE, me siento en la obligación de darme de baja y lo hago efectivamente por medio de esta carta.

Las razones están ligadas a las circunstancias que he tenido que vivir en los últimos tiempos, especialmente durante la etapa en la que ha liderado el PSC-PSOE López Aguilar, al que he apoyado en todo momento. Me ha parecido verdaderamente intolerable que buena parte de quienes han dirigido el Partido en Canarias durante largos años se sumaran a una campaña de acoso y derribo, promovida por nuestros adversarios políticos y los sectores sociales a quienes representan, contra el líder que tuvo la osadía de encabezar un proyecto vigoroso de cambio que concitó el respaldo de la mayoría de los canarios en las elecciones de 2007. Pero este comportamiento y estas complicidades no eran nuevos. Simplemente se acentuaron, con toda la orquestación facilitada por un “Régimen” que se sintió realmente amenazado.

Otros ya habíamos vivido situaciones parecidas. Me ocurrió a mí mismo cuando lideré la candidatura que ganó las elecciones en el municipio de La Laguna, al borde de la mayoría absoluta en las elecciones municipales de 1999, muy difíciles para el PSOE en toda España. Y cuando, a partir del año 2000, desempeñé la Secretaría General de los socialistas tinerfeños. Los mismos ataques, las mismas complicidades, frente a una política básicamente coincidente con la representada por Juan Fernando.

No obstante, el detonante más reciente de esta decisión han sido las injustificadas destituciones de la Ejecutiva Insular de Tenerife y de la Ejecutiva Municipal de Santa Cruz de Tenerife, así como la suspensión de actividad orgánica de esta Agrupación Local. Con estas medidas inauguraste tu etapa como Secretario Federal de Organización, adoptando una Resolución que tu antecesora, Leyre Pajín, conocedora del panorama del PSC-PSOE, se resistió a tomar, a pesar de las presiones de Pepe Blanco y de los actuales dirigentes del Partido en Canarias.

Pero las cosas no ocurren por capricho. Y el trasfondo no puede ser más desilusionante. El Partido Socialista Canario está cambiando de rumbo, para volver a donde siempre. A una actitud de resignación que, durante largos años, nos ha impedido ganar elecciones y, además, eso que algunos llaman “tocar poder”. Porque se han puesto en práctica todas las formulaciones posibles del pragmatismo político y, a la hora de la verdad, las dos derechas canarias siempre se entienden. Porque no sólo coinciden en lo esencial, al margen del lenguaje “nacionalista” o “españolista” que adopten, sino que se complementan territorialmente en el Archipiélago.

Podría extenderme relatando mis propias vivencias y cómo he soportado mientras he sido portavoz del Grupo Parlamentario Socialista Canario, sin el menor respaldo efectivo de la dirigencia, una interminable campaña injuriosa desde el periódico El Día, de gran difusión en el Archipiélago, por haber tenido el atrevimiento de denunciar un importante asunto de corrupción, el caso Las Teresitas, auténtica radiografía del complejo empresarial-institucional que tiene colonizadas las Instituciones tinerfeñas desde hace demasiado tiempo. Al final he tenido que defenderme por mi propia mano, al no habérseme prestado la protección a la que estatutariamente tiene derecho todo militante socialista.

Pero, en fin, si tan poco interés se ha tenido en resolver, con arreglo a los principios democráticos y federales proclamados solemnemente en los Estatutos del PSOE, la situación del Partido en Tenerife y proteger los derechos de participación política de sus militantes, es un poco ocioso que siga adelante.

Estoy cada vez más convencido de que el trabajo de los socialistas canarios en los asuntos de la política canaria, y las expectativas puestas en nosotros por los canarios como factor de democratización y de cambio real, no deben ser objeto de transacción por circunstancias coyunturales de la política española. En estos casos, la negociación y las contrapartidas deben tener como objeto asuntos concernientes a la propia política nacional y sus prioridades.

Los recientes compromisos con Coalición Canaria para separar la reforma del antidemocrático sistema electoral al Parlamento de Canarias, verdadera piedra angular del sistema de poder vigente en el Archipiélago, y para que no se interpusiera por el Estado un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Catálogo Canario de Especies Amenazadas, son claros ejemplos de lo que nunca debió ocurrir.

Continuaré defendiendo los principios y valores que me llevaron, un día ya lejano, al Partido Socialista. Y mucho antes, casi un muchacho, a la militancia activa en la izquierda antifranquista. No es fácil dejar de pertenecer formalmente a un colectivo humano que ha protagonizado los más importantes avances de la España contemporánea y a cuya tarea he dedicado mis mejores energías e ilusiones.

Un cordial saludo, Santiago Pérez García, Agrupación Socialista de La Laguna.

Tenerife, 3 de marzo de 2011

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