“La sombra de la sombra de un indicio manipulado no puede servir para que cualquier español pierda la presunción de inocencia”. A esto se reducen, para Rajoy, las informaciones sobrecogedoras que han escandalizado a la opinión pública española.
Ésta es la premisa mayor, el espinazo, de toda la declaración que ha efectuado hoy el presidente del PP y del gobierno de España. Y es la que --de todas las afirmaciones que hizo-- la que peor resiste un contraste con la realidad.
Porque no hay sombra de ninguna sombra. Ni hay un indicio manipulado. Lo que hay son gravísimos indicios de movimientos de dinero y pagos ilegales que, lloviendo sobre otros indicios, apuntan al PP, a sus prácticas y a sus principales dirigentes.
Desde el punto de vista jurídico son indicios, consistentes y graves, que podrán convertirse (o no) en pruebas de cargo en el curso de un juicio contradictorio. Pero una cosa son las garantías jurídicas y la presunción de inocencia y otra, como estableció en su día Federico Trillo-Figueroa, las responsabilidades políticas.
El pago en dinero negro, si lo hubiera o hubiese, no figura nunca en la declaración de la renta. Por eso es negro: ni se declara su origen ni se dejan huellas de su destino. Y, si no, que se lo pregunte Rajoy a uno de sus ministros que pagaba sus vacaciones de alto standing con un puñado de euros que llevaba, no más, en el bolsillo.
Rajoy puede merecer más o menos fiabilidad. Pero no puede impedir que cualquier persona mayor de siete años contraste su afirmación, “sombras de sombras de un indicio manipulado”, con los datos siguientes:
Bárcenas, que está imputado en el caso Gurtel, ha reconocido que la cuenta de 22 millones de euros en Suiza es suya. Rajoy se ha limitado a negar que esa cuenta sea del PP (claro, figura a nombre de Bárcenas) y que nadie ha ordenado abrir una cuenta en Suiza. Porque si alguien hubiera dado a Bárcenas esa instrucción, no lo habría hecho por escrito.
Las anotaciones publicadas con la relación de los dirigentes sobrecogedores del PP corresponden, según peritos calígrafos, a Bárcenas. Por otro lado, algunos dirigentes del PP han confirmado la veracidad de algunas anotaciones.
Bárcenas no ha sido tesorero, durante largos años, de una ONG sino del PP. Y ha continuado pululando tan campante por Génova hasta la semana pasada.
¿Qué más indicios quieren?
La verdad judicial, que destruirá (o no ) la presunción de inocencia tiene su cauce, sus garantías y su ritmo.
Pero los acontecimientos políticos que están escandalizando a la opinión pública, dando la vuelta al mundo y dañando definitivamente la imagen de España y la credibilidad de las Instituciones democráticas, revelan indicios demoledores.
No son los medios informativos los que están dañando la imagen de España, sino los tejemanejes del PP que se van descubriendo.
No usen en vano el nombre de España, por favor. Me recuerdan a aquél que trataba de esconder sus fechorías detrás del nombre de la leal e invicta ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
En la política americana se ha acuñado el término revolving door (puerta giratoria) para aquellos personajes alternan cargos en el gobierno y puestos en las entidades financieras, saltando de unas responsabilidades a otras sucesivamente, en un constante d´ir y venir.
La imaginación ibérica es inagotable. Si estas noticias se confirman, los sobrecogedores habrán estado desempeñando cargos políticos y a sueldo de determinadas empresas sin moverse del despacho oficial. ¡Agüita!.
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